En estas breves líneas abordaré algunos aspectos que considero importantes en las manifestaciones visuales y su autor. Prefiero el termino crear, ya que siento que la palabra arte está un poco manoseada y aparentemente dotada de valores místicos no siempre accesibles y que poco tienen que ver con lo que se expone.

Crear en cambio es una necesidad vital para todos (decía Erich Fromm:  “el individuo que no tiene la posibilidad de crear, tiene la necesidad de destruir”), en nuestros países hoy podemos ver en su más alta expresión esta violencia humana.

Quien crea obras visuales es sin lugar a dudas un privilegiado, un comunicador de vivencias y su relación con el medio,  con gran responsabilidad social y personal. Hoy tiene como nunca antes una serie de recursos técnicos y acceso a información casi ilimitada. Las libertades para trabajar mayormente sin reglas académicas o límites. Las disciplinas van desde el lápiz al video, de la gráfica digital al performance, de un modelado, a la escultura Kinética, podemos encontrar integrados aspectos de teatro, música, expresión corporal en manifestaciones.

Toda esta libertad y facilidad de recursos implican también una mayor formación profesional (académica y autodidacta) el autor debe estar permanentemente en investigación, experimentando cual alquimista.

El oficio hoy sigue siendo una clave para expresarnos mejor. Esto se entiende con facilidad cuando hablamos de música (imposible dominar las notas de un instrumento sin ejercitar), un escritor (sin las permanentes prácticas de escrituras no saldrían las obras literarias), un actor (sin sus ensayos continuos no podría dominar el escenario) y así podría seguir enumerando, vemos sin embargo con frecuencia muchas manifestaciones visuales donde la falta de oficio se traduce en pobreza, pareciera que el concepto pude ser todo. Cuando vemos una obra sólida no hay duda que detrás hay oficio. Otro aspecto importante es el acceso al internet, que permite identificar lo nuevo que se está haciendo inmediatamente. Esto lleva en algunos casos a copiar con mucha facilidad que no es lo mismo que documentarse (¿cómo se entera alguien de la autenticidad?).

Podemos engañar al prójimo pero no nos engañaremos a nosotros mismos seguramente, si consultamos con nuestro corazoncito, eso no falla, nunca nos engañará, la autocrítica debe estar siempre, nos ayuda a crecer como profesionales. El desarrollo de la sensibilidad nos abre caminos para captar y proyectar pero también para ser autocríticos.

Más recursos, más posibilidades, más apertura significa también una mayor formación, preparnos para los retos actuales.

Las obras no sólo deben agradar, deben golpear, cuestionar, hacernos reflexionar, conectar con las emociones, retarnos, una ventana a través de la cuál el perceptor pueda  también tener su propia interpretación y la posibilidad de otra visión posible.

Crear es una actitud frente a la vida