Opinión

Ilustración: Luis Galdámez

La construcción de realidad a gusto del cliente

Redacción Revista Espacio

Noviembre 3, 2023

El fenómeno que se ha llamado «fake news», desinformación, información falsa o engañosa se ha instalado en todos los espacios digitales a los que acudimos para enterarnos de lo que pasa, tanto en el mundo como en nuestro país, en nuestro barrio o en nuestro círculo de amigos cercanos a través de Tik Tok, Instagram, Facebook, grupos de WhatsApp, etc.

Esta era que se caracteriza porque casi cada persona tiene un teléfono celular inteligente y todos podemos ser tanto consumidores como productores de contenidos ha vuelto difícil discriminar qué información cumple parámetros de confiabilidad y veracidad cuando queda minimizada en un verdadero océano de mensajes creados y divulgados intencionalmente para “fabricar” realidades al gusto y conveniencia de quienes quieren manejar lo que las personas piensan.

Alguien crea un contenido que parece ser verdadero, impactante o simplemente gracioso o interesante. Otros lo “comparten” o vuelven a postear y de nuevo otros lo hacen y otros lo vuelven a hacer, de manera que en segundos una información que nadie ha tenido el tiempo ni el interés de verificar tiene miles o millones de vistas y estas vistas, para colmo, van acompañadas de los famosos “me gusta”. Entonces,  ¿cómo no perder la dimensión real de los acontecimientos? En todo este círculo están inmersos medios de comunicación de fachada, personas y plataformas de bots que se encargan de generar y alimentar esa pirámide que se multiplica por mil cada segundo.

El oficio del periodista de verificar y contrachequear la información y el cuidado de los editores para asegurar la calidad y la ética de la información simplemente ya no existe en esa vorágine de híperconexión e hiperinformación. Y, sumidos en ella, muchos vamos optando por el “no saber qué creer”, porque se nos hace casi imposible darle seguimiento a toda la información que se genera y calificar cuál será más o menos confiable. Entonces, se genera un vacío que los productores y divulgadores de noticias falsas aprovechan para seguir llenando con más y más contenido de dudosa veracidad.

El oficio del periodista de verificar y contrachequear la información y el cuidado de los editores para asegurar la calidad y la ética de la información simplemente ya no existe en esa vorágine de híperconexión e hiperinformación.

Información y noticias generadas por la IA

Al fenómeno de las noticias falsas o engañosas se agregó el «boom» de la inteligencia artificial (IA) este 2023, al menos en El Salvador, con un aluvión de informaciones y noticias no verificadas o falsas que, sin atender regulación alguna, circula por todos los espacios al alcance de los consumidores.

La enorme rapidez con que los contextos cambian, aparecen nuevas aplicaciones y nuevas plataformas que se llenan de seguidores hace casi imposible que la normativa y la legislación internacional les sigan el paso, por lo que el ámbito de la internet y de las redes sociales se ha vuelto una tierra de nadie, donde prácticamente son las corporaciones dueñas de esos espacios quienes se regulan a sí mismas.

Periodistas y medios exigen que la inteligencia artificial respete los derechos de propiedad intelectual de los creadores originales de los contenidos que las IA utilizan para generar mensajes.

En este contexto, voces de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) junto al Proyecto Desconfío de Argentina y la Fundación para el Periodismo de Bolivia, con el interés de ofrecer alguna guía y orientación en este vertiginoso contexto, dieron a conocer en agosto de 2023 el documento: “Principios Globales para la Inteligencia Artificial (IA)” en la que anuncian: “La apropiación indiscriminada de nuestra propiedad intelectual por parte de sistemas de IA no es ética, es perjudicial y constituye una infracción a nuestros derechos protegidos”. Puede consultar la declaración completa en este enlace:
https://media.sipiapa.org/adjuntos/185/documentos/001/853/0001853949.pdf 

Así mismo, este contexto dio lugar a la III Cumbre Global sobre la Desinformación, que se llevó a cabo el 27 y 28 de septiembre de 2023 de manera virtual, con la participación de más de 50 países. Como resultado de dicha cumbre, se emitió una declaración con 10 puntos acerca de la desinformación (puede ver la declaración completa aquí:
https://www.sipiapa.org/notas/1216163-declaracion-la-iii-cumbre-global-desinformacion). 

En esta declaración, la III Cumbre llama a los gobiernos, medios de comunicación, plataformas tecnológicas y a las sociedades a enfrentar el desafío de la desinformación. Pero, ¿qué pasa cuando son precisamente las instancias multilaterales, los gobiernos más poderosos e influyentes, las plataformas tecnológicas y las personas y grupos económicamente poderosos los que financian y ordenan la generación de información falsa o engañosa para su propio beneficio?

El Sindicato de Periodistas (FIP) en su documento ¿Qué son las fake news? Guía para combatir la desinformación en la era de posverdad, cita seis sugerencias de la organización First Draft para identificar información falsa:
(https://www.ifj.org/fileadmin/user_upload/Fake_News_-_FIP_AmLat.pdf)

  1. Contenido engañoso: Se trata del uso engañoso de la información para incriminar a alguien o algo.
  2. Contenido impostor: Es el tipo de información que suplanta fuentes genuinas.
  3. Contenido fabricado: Contenido nuevo que es predominantemente falso, diseñado especialmente para engañar y perjudicar.
  4. Conexión falsa: Cuando los titulares, imágenes o leyendas no confirman el contenido.
  5. Contexto falso: Cuando el contenido genuino se difunde con información de contexto falsa.
  6. Contenido manipulado: Cuando información o imágenes genuinas se manipulan para engañar.

 

Si bien una dosis de escepticismo y desconfianza es saludable, las noticias falsas son una amenaza significativa a las democracias y al libre pensamiento porque limitan lo que se puede conocer, socavan la confianza en las instituciones, debilitan la credibilidad de los medios de comunicación e, incluso, la de los gobiernos.

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