Letras

Ilustración: Luis Galdámez

Yuleisy Cruz Lezcano

(Cuba)Escritora residente en Italia. Consiguió la laurea en biología y licenciatura en enfermería y obstetricia en Italia. Ha publicado 16 libros de poesías y uno de narrativa. El último libro de relatos breves y poesía titulado “L’infanzia dell’erba” salió al público en diciembre de 2021.

Febrero 24, 2023

Holocausto

Ojos de piedras,

en el corazón ningún efecto,

el hielo se paraliza en las miradas

esculpidas en caras amorfas.

Todavía deambulan 

espectros de huesos,

en el invierno de la humanidad

deslizan sus sombras.

Niebla para tapar 

el infierno del mundo.

Neblina para no ver

los fantasmas conducidos 

bajo cielos que callan

viajes sin regresos.

Se va hacia la tierra de nadie,

donde el llanto de un niño

no sé escucha

y los suspiros de las mujeres 

huelen a muerte.

El vacío llega

desde las fronteras del tiempo.

Vidas que aún arden

en gritos que se pierden.

El fuego tapa

las bocas de cenizas

y Shoá es solo un nombre

manchado de sangre.

Huellas sin paso

No habla la arena en el vacío 

de horizontes y paisajes

el sol achica los ojos

henchidos por la luz 

que se propaga en el viento. 

El viento que sopla lleva y trae

los brazos hermanos de la muerte 

que no sabe de qué ausencias

el vacío está hecho. 

El silencio es ya vacío, 

con paredes de tumbas levantadas

que olvidan el lugar 

donde se esconden los abrazos. 

La muerte brinda sus espectros

llenos de incorpóreas sombras

que han olvidado lo que une 

el hombre a sus promesas. 

Las sombras bailan en los ojos que miran

el oscuro mundo que los llama 

desde allá donde se pierde

la forma exacta de la huella. 

¿Dónde, dónde? 

¿En qué lugar nos perdimos? 

Nadie habla, nadie sabe donde estuvimos

antes de llegar a este desierto. 

¿Dónde se perdió el sueño despierto 

del hombre que vivía los tiempos del alma 

que le daba felicidad y alas? 

Ahora sólo quedan pétalos marchitos

y el amor que era un don infinito 

se perdió en el incógnito mundo 

que muchos llaman destino. 

¿Dónde está el viejo camino

de esa palabra usada

de quién daba su amor sin pedir nada? 

El hombre bajo el peso de sus espinas

tiene el alma mutilada y el corazón preso

que se cierra suicida al beso. 

Como una semilla de luz apagada 

el hombre perdió el tiempo del abrazo

en el largo camino de pupilas dormidas

y perdió también el sentido de la vida

en el intento de dejar una huella sin paso.

La cuna de los olvidos

El hombre duerme el vacío 

y despierta el desierto

con el polvo que se pega a los huesos 

en un triste respirar de pocos espacios 

que cubre la brillantez del alma. 

Los granos minúsculos de polvo maestro

saben todo de la guerra

porque cuentan la gente que muere 

y las moléculas de tiempo 

extraviadas en la carne dividida. 

El desierto es en el hombre

polvo de la vida 

que conoce los vientos lentos

que pasan sin turbar el pensamiento 

con el misterio que vive

o que dice de vivir

un poco para sufrir por la felicidad, 

un poco para llorar por la vanidad 

en la cuna infeliz de los olvidos

de las perdidas ondas

transformadas de la indiferencia.

Imposible

Ningún lugar se abre al ensueño 

si no se aprende a escuchar

la danza del pétalo lejano. 

Ningún lugar se puede abrir al mundo 

si el hombre se encuentra perdido. 

No hay temblor de luceros, 

no se mueve el corazón 

del hombre dormido

si el alma del cuerpo estremecido

olvida el ritmo de las hojas. 

Sólo desierto en el alba roja

hoy me trae el barco triste, 

me lleva a la deriva del mar vacío

que besa con la sombra mi sombra. 

Tú me quieres ver

lejos de este mar de sombras 

pero no enciendes la llama. 

Te vuelves estrella fugaz en el aire

lleno de esperanzas. 

El amor es una inmensa fuerza ciega

que me llena de falsas esperas

para continuar a querer 

lo que no se acerca.

Regreso a la inocencia

Sabe de infancia

el peso de una piedra entre las manos

que deforma con su forma dura y greza 

el espejo de la pureza

que corre con el agua del río. 

Y este dejar lo que nunca ha sido mío, 

esta vibración que se despliega 

en transparencia, 

este rito de la nada en la ausencia, 

esta piedra de sol

que es más palabra que piedra, 

este renunciar al amor 

que es más río de llanto que renuncia, 

es libertad que se preanuncia

como días de cosas perdidas 

en el desierto de los mismos ojos.

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