Letras

Ilustración: Luis Galdámez

Roberto Laínez Díaz

(San Salvador, 1957). Escritor sonetista reconocido como director en los talleres de creación literaria para jóvenes talentosos en el Palacio Tecleño y del taller de novela celebrado en la Casa del Escritor Museo Salarrué. Entre su obras publicadas destacan “Tempestad en un vaso” (2009), “En un lugar de la Mancha y otros sonetos andantes” y “Usos horarios”. En 2008 se le confirió el título de Gran Maestre de Poesía por el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA).

Noviembre 4, 2022

Sonetos del Quijote

I

Casi a punto de verse caballero
—Don Quijote no cabe en sí del gozo—
Vela de armas en el brocal del pozo:
testigo fiel de instante tan cimero.

Mas irrumpe en la escena un tosco arriero
que aparta del ritual calma y reposo,
y sin saber a qué le arriesga, el mozo,
que amén de irreverente es pendenciero,

pone manos sobre el lugar sagrado
y lanza los arreos hacia el suelo.
Invocando a su dama, el indignado,

entre manos, su lanza alzando el vuelo
dejando en su rigor descalabrado
a aquel que nunca supo que hubo duelo.

II

A entrambos os porté con tal portento
que huélgome al decir en un soneto,
que habiendo sido parte del secreto
también mi corazón buscaba el viento.

Madera, una clavija, un tosco invento;
mudo a fuerza de palo, fiel, discreto…
y en la locura se perfila un reto
¿por qué no aventurar en el intento

de vencer al gigante Malambruno?
Así, entre sueños la visión acuno
del prodigio burlesco y pasajero

de haber acomodado de consuno:
en los lomos hidalgo caballero;
y en ancas lloriqueando el escudero.

III

Acorredme, señora en este trance,
puesto que sois aún mi norte y guía;
devolvedme, enemiga, la valía
que sucumbiera un día en cruel percance.

Dejad que mi soneto, en buen romance,
os brinde lo mejor de su poesía
y que el amor convierta esta bacía
en yelmo conquistado en duro lance.

Altiva estáis mientras la frente humillo
ante el sol de la vuestra fermosura
ca a mi triste figura le da brillo;

más niega tu lagar mi uva madura,
y ansí me duela el alma he de decillo:
nada valen mi lanza y mi armadura.

IV

Ajeno al lance el loco se presenta:
“Soy Don Quijote, Caballero Andante,
me cautiva la gracia cautivante
de aquella por quien todo se acrecienta;

y a fuer de mi valor verla contenta:
os demando volver en este instante;
al Toboso partid, que no es distante,
y a Dulcinea comentad la afrenta

y el término feliz bajo mi lanza”.
Del grupo, un escudero vizcaíno;
hastiado del cortejo que no avanza
enrostra a Don Quijote con mal tino.
“Villanía te libra de venganza,
no ofende cualquier hijo de vecino”.

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