Entrevista

Lic. Rafael Paz Narváez, una de las principales figuras en defensa de la autonomía de la UES. Foto: Luis Galdámez

¿Cuál es la verdadera intención del GOES respecto a la UES?

El Gobierno le adeuda al alma máter de El Salvador $52 millones, además de liberar por completo las instalaciones y entregarlas a las autoridades universitarias. En este momento, las condiciones del campus y la calidad de la educación universitaria pública está lejos de entregar a los jóvenes una experiencia que les ayude a madurar y alcanzar sus sueños académicos y profesionales.
Texto: Raquel Kanorroel*
Fotografías: Luis Galdamez y Raquel Kanorroel

Mayo 3, 2024

«Tengo un análisis, y es que el Gobierno finalmente lo que quiere es cerrar la Universidad de El Salvador», manifestó el catedrático Rafael Paz Narváez durante la entrevista que nos concediera el pasado jueves 18 de abril en las instalaciones de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de El Salvador (UES), de la cual es docente además de director de la Escuela de Posgrados. También es miembro del Movimiento Universitario de Pensamiento Crítico y una de las voces más reconocidas de la resistencia universitaria en el contexto de la problemática con el gobierno actual. 

Paz Narváez explica que una de las razones en las que basa su aseveración es la malversación de fondos por el Gobierno actual, de modo que que si hoy se le exigiera entregar los 52 millones de inmediato, aunque quisiera no podría hacerlo. «Con este juego que se tiene —que agarra las pensiones, que desaparece el INSAFORP (más que todo para entrarle como si fuese una caja chica)—, deduzco que no tiene capacidad de cubrir su deuda, que en sus planes estratégicos tener una Universidad de El Salvador no es prioridad, y que a la larga lo que intenta es cerrar esta casa de estudios», puntualiza.

¿La deuda con la universidad sería la única razón para querer cerrarla? ¿O habrá también otros motivos?

«Por supuesto. No se transfieren los fondos a la UES, pero sí hay 500 millones de dólares para contratar a Google, algo que amerita un análisis más profundo.

Google maneja el Big Data (en español «datos masivos»), que permite hacer una gestión de gobernabilidad utilizando las nuevas herramientas tecnológicas, ya sea para fortalecer una convivencia democrática o un elitismo autoritario.

Y me parece que aquí la tendencia es clara, dado el carácter del actual gobierno.

Y no estoy acusando a Google, porque es una empresa a la cual se le contratan servicios y que proporciona información según se le pida. Lo que se haga con esa información es otra cosa. 

»Además, a Google no le está pagando la presidencia. La decisión de pagarla puede venir del gobierno, pero será pagada con nuestros impuestos. Entonces, si nosotros pagaremos esa factura, deberíamos ser quienes decidamos cómo se va a utilizar ese servicio. 

El alumnado de la UES se enteró del incumplimiento presupuestario gubernamental más a través de las pancartas colocadas en el recinto educativo que de ningún otro medio, según lo revelado en encuestas internas. Foto: Luis Galdámez

»El uso del big data llegó para quedarse, al menos mientras tengamos electricidad y conectividad a Internet. Por consiguiente, es necesario elaborar políticas públicas que regulen qué se está haciendo con esos datos masivos. Creo, entonces, que este tipo de propuestas nuestras son las que intentan frenar con las intervenciones a la Ley Orgánica de la UES en curso. Nosotros estamos trabajando para contenerlas y neutralizarlas. 

La UES ya fue despojada de algunos bienes por este gobierno y pretenden continuar, en la medida en que no está claro qué harán con estas edificaciones que construyó el INDES.

Mucho más que un problema de dinero

Al mencionar las intervenciones a la Ley Orgánica, el docente se refiere a que la problemática entre la UES y el GOES va más allá del mero incumplimiento con el presupuesto que por ley le corresponde a esa entidad educativa. Paz Narváez nos dice que hay al menos cuatro aspectos a ser considerados. 

«El primero es precisamente el estrangulamiento financiero, el cual afecta a proveedores y trabajadores, pero principalmente a la población estudiantil, con especial mención de los becarios; además de otras afectaciones, como sucede con cualquier crisis presupuestaria. 

»El segundo es que el gobierno no entrega aún los edificios que utilizó durante los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, lo cual no le permite a la Universidad hacer uso efectivo del campus. Y, lejos de eso, hay una pretensión del INDES de quedarse con una parte del mismo. 

»Por supuesto nosotros estamos en defensa de la integridad de la UES, a la que ya prácticamente se le despojó del predio histórico donde estuvo uno de sus primeros edificios en el centro de San Salvador. Con el tiempo y los terremotos el edificio se vino abajo, pero ahí había una plaza que la Alcaldía capitalina ha asumido, y lo único que ha quedado es el nombre: Plaza Universitaria. Pero la universidad no se verá en lo absoluto beneficiada allí.

»Habría que ver qué concesiones están haciendo y a qué empresas privadas. La UES, entonces, ya fue despojada de algunos bienes por este gobierno y pretenden seguirla despojando, en la medida en que no está claro qué harán con estas edificaciones que construyó el INDES sobre la zona de la bóveda», edificaciones que, según el convenio COSSAN/UES, tendrían que haber sido otorgadas a la universidad una vez finalizado el evento deportivo internacional.

El tercer aspecto es que andan circulando una serie de anteproyectos de ley en cuya elaboración han participado representantes de Nuevas Ideas de la actual Asamblea Legislativa, y respecto a los cuales estos representantes han consultado con algunos sectores de la comunidad universitaria, pero no institucionalmente, pues no se ha dialogado con la comunidad en pleno ni con sus autoridades. Siendo así, tales anteproyectos de ley carecen de transparencia ante dicha comunidad, la cual es autónoma y posee mecanismos de discusión autónomos». 

Según Paz Narváez, algunos incluso están promoviendo que, con el cambio de diputaciones el 1 de mayo, se destituya a las actuales autoridades para imponer un comité transitorio: «Pretenden ocultar la malversación de fondos que está en proceso», asevera, además de cambiar las leyes de autonomía universitaria.

Y el cuarto aspecto, señala Narváez, es una campaña de desprestigio contra la Universidad Nacional, no sólo por parte de seres «de carne y hueso», como el analista Geovanni Galeas y el doctor Martínez Peñate, miembro del Consejo Editorial de la revista Consecuencias —muy a tono con la política del actual gobierno y publicada dentro de la misma universidad—, sino por una serie de bots y trolles que la amplifican en redes sociales, llegando a afirmar en cierta ocasión que en la UES se vendían títulos, algo que fue completamente desmentido», explica Paz Narváez.

En la universidad han prosperado, especialmente en los últimos cuatro años, las redes de tráfico de influencias.

Antes de emprender la caravana el 23 de abril. En las manifestaciones participan hoy menos personas por temor al régimen de excepción, pero el rechazo al incumplimiento del GOES es mayoritario. Foto: Luis Galdámez

Y es que una imprenta por el Parque Infantil elaboraba títulos, no sólo de la UES, sino también de otras universidades, no obstante que el diploma de la Nacional se realiza en cuero, por lo que es muy difícil de suplantar (https://n9.cl/hjpab). 

«Probablemente alguna vez le robaron el título a alguno de nuestros egresados y con artimañas quitaron el nombre para ponerle otro, pues tampoco quiero decir que sean imposibles de falsificar», acota el docente.

Sin embargo, relata él, la campaña de difamación siguió, afirmándose que los programas de la UES eran «de antes de los Acuerdos de Paz», cosa que también se desmintió, porque «en los últimos 20 años hemos producido 60 programas de posgrado, todos nuevos. Y seguimos en la actualidad renovándolos y actualizándolos (…) Claro, no tenemos las ventajas que poseen otras universidades, como las de Japón o Europa, donde hay mayor inversión para investigación y desarrollo. Nosotros hacemos mucho en muchos casos o hacemos poco, pero siempre a cuenta de voluntariado».

Nos menciona entonces los múltiples programas que la UES mantiene, como monitoreo volcánico y de toxinas marinas, un observatorio público de la salud, estímulos a jóvenes talentos y más. De modo que «la Universidad de El Salvador aporta al país y produce», expresa satisfecho Paz Narváez.

Corrupción en la UES: ¿un pretexto para intervenirla? 

Hay quienes aseguran que dentro de la universidad existe corrupción desde hace mucho tiempo, y que lo que el gobierno quiere es presionar para terminar con la misma…

«Si analizamos ese tema, la LACAP (Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública) dejó una serie de rendijas por las cuales se coló la corrupción a nivel general en el Estado salvadoreño. Y eso lo aprovechaban las distintas instancias, no sólo ministerios ni sólo alcaldías.

»En gobernabilidad siempre se debe trabajar sabiendo qué política seguir respecto a la corrupción. Por supuesto, hay políticas más intolerantes y otras más complacientes. Aquí en la universidad han prosperado, especialmente en los últimos cuatro años, las redes de tráfico de influencias, y han prosperado precisamente porque este gobierno ha generado condiciones en las cuales la corrupción se extiende fácilmente. Por ejemplo, con el régimen de excepción actual, se sabe de policías que directamente chantajean a comerciantes y personas particulares. También hay noticias fundamentadas sobre chantajes sexuales. 

»Y acá en la UES hay personas que ocuparon puestos en juntas directivas y que se tomaron fotos en el mitin que Nuevas Ideas realizó cuando se tomaron esta parte de la Facultad para darle alojamiento a sus correligionarios que iban al Gimnasio Nacional. Y ellos son los que ahora acusan de corruptos a otros, cuando los corruptos son ellos.

»Existe evidencia de que estos sectores universitarios afines al gobierno —llámense Movimiento Nueva Universidad o Movimiento Nuevas Ideas UES— están bastante involucrados en ese tráfico de influencias, y de que han colaborado en los esfuerzos por establecer nuevas leyes orgánicas para la UES a espaldas de la comunidad universitaria. Son los mismos sectores involucrados en el fraude electoral que hubo en algunas facultades, claramente en la facultad multidisciplinaria paracentral».

«No creo, pues, que un gobierno que tolera y promueve la corrupción en la universidad venga a corregir la corrupción. Ese es un argumento falaz e hipócrita». Rafael Paz Narváez. 

Mirna Perla, graduada de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UES, sobreviviente de la masacre de julio del 75 y viuda del asesinado líder social Herbert Anaya Sanabria, apoya la caravana del martes 23 de abril. Foto: Luis Galdámez

El catedrático Paz Narváez señala que algunos nuevos docentes —sin mayor experiencia, pero contratados mediante influencias— vendieron nota académica a cambio de votos, refiriéndonos el caso de un estudiante que grababa una clase por motivos meramente académicos, quien captó el momento en que un profesor nuevo ofrece puntos de la nota final a cambio de que le manden una foto del voto por autoridades y por representantes estudiantiles. 

Estas prácticas, explica, fueron denunciadas en las instancias correspondientes, pero tales denuncias fueron frenadas por las mismas redes de influencia, lo que motivó una airada protesta estudiantil, ya que «la comunidad universitaria no está dispuesta a tolerar estas cosas. Aquí, pues, hay reacciones», enfatiza. 

«No creo, pues, que un gobierno que tolera y promueve la corrupción en la universidad venga a corregir la corrupción. Ese es un argumento falaz e hipócrita», afirma, a la vez que reconoce que «sí hay corrupción en la UES y puede que la hubiera antes de que existiera Nuevas Ideas; pero ocurre que este sector que venía practicándola y que no necesariamente se identificaba con un solo color político, hoy está muy identificado con el proyecto del gobierno».

¿Usted sabe algo respecto a que se quiera procesar judicialmente a alguien de la comunidad universitaria?

«No he escuchado nada particular, pero no sería extraño, tomando en cuenta los antecedentes de cómo se trabajan los procesos judiciales abiertos por el actual gobierno. Y hay que decir «el gobierno», porque a este le corresponde el aparato judicial: es el gobierno el que incide. 

»Por ejemplo, se levantó orden de captura contra Rubén Zamora a causa de un amaño más que evidente: decían que él firmó la Ley de Amnistía (de 1993), cuando él se pronunció en contra. Al final tuvieron que liberarlo dos veces, lo cual revela las inconsistencias del proceso (https://n9.cl/0rm42). 

»También está el caso de los dirigentes de Santa Marta, a los cuales se les ha montado un proceso judicial a todas luces amañado, ya que dichos dirigentes tienen capacidad de defensa del territorio frente a la extracción de minería metálica, la cual sería un desastre para el país (https://n9.cl/5g7nt). De hecho, al rector anterior se le acusó en el 2020 de entrar por un punto ciego» (https://n9.cl/9zdjo), expone el docente.

Entonces, ¿cree usted, con base en lo dicho hasta el momento en esta entrevista, que llegue a utilizarse el argumento de la corrupción en la UES como pretexto para intervenirla?

«Atendiendo a la manera en que ha venido procediendo este régimen, no me parecería raro que se enunciara una orden de arresto contra alguien de la comunidad universitaria o contra las mismas autoridades, con el propósito de facilitar una intervención como estrategia de neutralización de la universidad y de anulación de la voluntad de los sectores populares democráticos de nuestro país. 

»Porque a raíz del manejo de la pandemia primero, y del régimen de excepción después, se instaló el miedo en la población. Aquí muchas personas tienen terror a ser capturadas. Y a las que no tienen ese terror, en algún momento determinado les pueden inventar un proceso precisamente para capturarlas y reforzar ese miedo en la gente».

«Hay una desinformación orientada a que la población, incluida la universitaria, no sepa sobre la problemática de la UES».
Rafael Paz Narváez.

Parte de las instalaciones de la Universidad de El Salvador aún no han sido entregadas a las autoridades universitarias. Foto: Luis Galdámez

Clases en línea + desinformación + régimen de excepción + Bukele bailando reguetón = ¿disolución de la conciencia estudiantil?  

De los años sesenta a los ochenta, la Universidad Nacional, ante problemáticas con anteriores gobiernos, se manifestó abiertamente con protestas callejeras masivas y constantes, en las cuales la participación estudiantil fue predominante. Ahora, de vez en cuando, prácticamente sólo usted y quienes le acompañan —entre los cuales no hay mayor presencia de alumnos— aparecen en los medios de mayor alcance.

Es evidente que, al igual que en otros sectores, docentes y estudiantes practican hoy la autocensura por temor al régimen. Sin embargo, ¿considera que el silencio de la mayoría universitaria actual se debe exclusivamente al miedo o que también trasluce divisiones internas frente a esta problemática con el gobierno, así como falta de conciencia por parte del alumnado?

«El hecho de tener a la UES cuatro años en línea fue premeditado. Y el hecho de que no exista una convivencia entre el sector estudiantil y que este tenga una identidad universitaria difuminada hace que muchos jóvenes ignoren lo que está ocurriendo. Por esto ahora estamos propugnando por la presencialidad».

Nuestro entrevistado nos relata que les preguntaron a varios estudiantes si sabían que el gobierno le adeuda 52 millones de dólares a la UES y, si lo sabían, cómo se habían enterado. Los jóvenes respondieron que se dieron cuenta porque, al entrar al recinto universitario, vieron las mantas en las cuales se dice que se está cobrando ese dinero al Estado. 

«Entonces —continúa Rafael Paz— hay una desinformación orientada a que la población, incluida la universitaria, no sepa sobre la problemática de la UES. Y eso, por supuesto, ha debilitado la misma capacidad de respuesta de la Universidad Nacional frente a tal problemática. Hoy, por ejemplo, con la inteligencia artificial, ya tienen segmentados a nuestros estudiantes según sus intereses, y orientan hacia ellos cierto tipo de información».

Precisamente investigando la difusión de desinformación a través de las redes —explica Rafael
Paz—, fue que se percataron, por boca de los mismos jóvenes universitarios, de un tuit presidencial que anunciaba la contratación de 5,000 talentos extranjeros, el cual llegó al «Top 10» en
X; pero, analizando los comentarios, se dieron cuenta de que fue por puro repudio (https://n9.cl/lknm4).

Después del «revolcón» en redes a raíz del mencionado tuit presidencial, surgió en TikTok una ola de videos que se convirtió en trans plataforma (pues ya circula en Facebook y otros medios), vídeos con imágenes deep fake en las cuales aparece el rostro del presidente colocado por inteligencia artificial sobre bailarines de reggaetón y otros ritmos. Como menciona Rafael Paz Narváez, tales imágenes están orientadas a la emotividad, lo que se patentiza al leer las reacciones de los jóvenes: «¡Ah, mi presi! ¡Qué lindo que es! ¡No hay ninguno como él!» (https://n9.cl/1w2vy). 

«Y, por supuesto —añade—, muchos de esos comentarios son bots orientados a que la gente crea que los videos tienen una enorme aceptación».

Hay una división al interior de la UES, la cual se radicaliza a causa del sector afín a Nuevas Ideas, cuyos miembros a veces se encapuchan y amenazan a otros con garrotes.

Ante las capturas arbitrarias de estudiantes, la mayoría de jóvenes se abstiene de manifestar públicamente su descontento. En la imagen, una alumna revisa sus pertenencias mientras pasa ante la pancarta que exhorta a la defensa de la integridad de la UES. Foto: Raquel Kanorroel

Por otra parte, nos refiere el caso de los estudiantes universitarios que se atrevieron a dar una conferencia de prensa en ocasión del 183 aniversario de la institución, en la que pronunciaron la frase No somos tibios, pero tenemos miedo (https://n9.cl/aym0n).

«Existe, pues, un potencial de resistencia en la población estudiantil, a pesar de que algunos estudiantes nuestros han sido víctimas del régimen de excepción», señala.

Ejemplo de esto es José Andrés García, capturado arbitrariamente en 2022. Paz Narváez manifiesta que el ahora rector e ingeniero agrónomo Juan Rosa Quintanilla (en aquel momento vicerrector académico), conociendo sobre su inocencia, participó activamente en la liberación de García (https://n9.cl/f06u6).

García fue afortunado, pues hay otros jóvenes universitarios que también fueron capturados, «y no ha habido quién por ellos. Hay un estudiante de medicina cuyos padres andan con el movimiento popular reclamando su libertad y quienes, lamentablemente, no han tenido mayor acompañamiento de la UES», reconoce Paz Narváez (https://n9.cl/8w2dk). 

Hasta julio de 2022, según el entonces Rector, Roger Arias, el Alma Máter sólo conocía de cinco estudiantes detenidos (https://n9.cl/sr6isn). Ya en junio del mismo año, el Consejo Superior Universitario se había pronunciado sobre los arrestos arbitrarios (https://n9.cl/1a6hqh). 

«El estudiantado, pues, es consciente de que la retención del presupuesto y la no devolución de las instalaciones les perjudica —continúa Paz Narváez—, y quieren regresar a clases presenciales. Sin embargo, organizados o no, hay temor en los jóvenes a ser reprimidos por el régimen».

Nuestro entrevistado reconoce que hay una división al interior de la UES —«esa que usted percibe y que yo digo también que hay»—, la cual se radicaliza a causa del sector afín a Nuevas Ideas, cuyos miembros a veces se encapuchan y amenazan a otros con garrotes: circularon y aún existen vídeos de esto en las redes, pero no hubo consecuencias. «Se les ha denunciado penalmente, pero no pasa a más. Ante esto, es natural que la comunidad universitaria tenga temor», expresa.  De hecho, una de las víctimas de tales agresiones ha sido el mismo catedrático Rafael Paz. (https://n9.cl/tg3pw). 

Sin embargo, Narváez reconoce la actitud predominantemente pasiva de la mayoría de los estudiantes universitarios actuales en comparación con las generaciones de décadas anteriores, a excepción de los grupos arriba mencionados; grupos que, no obstante, carecen de mayor organización y coordinación, siendo su naturaleza más bien dispersa y espontánea.  

Tal intervención se disfrazaría de «combate a la corrupción», de manera parecida a como se hizo con las alcaldías. 

Mencionó la falta de presencialidad a partir del 2020 como una causante de la difuminada identidad universitaria actual, y también que los estudiantes quieren volver a clases presenciales. Ahora, respecto a la calidad educativa en sí, ¿qué manifiestan los alumnos acerca de las clases en línea? Y usted, como profesor, ¿qué nos dice al respecto?

«Los actuales estudiantes de quinto año ya se adaptaron a las clases virtuales. Muchos son de Chalatenango y de Cabañas, quienes han perdido la capacidad económica de viajar y de contratar un pupilaje para asumir las clases presenciales. Entonces desean terminar la carrera de forma virtual.

»Hay otro sector de estudiantes que viven más cerca y cuyos padres les mantienen: ellos sí tienen disposición a venir. Entonces implementamos las clases híbridas: un aula donde le damos clase a una parte de la población de manera presencial y a la otra se la transmitimos en línea.»

Nos explica luego que es en los primeros años cuando la presencialidad tiene mayores probabilidades de efectivizarse, pues a los estudiantes de nuevo ingreso les gusta, ya que «presencialidad es venir a la universidad no sólo a recibir clases, sino también a socializar de forma muy diferente a la del bachillerato, cuando la persona está aún bajo el dominio familiar. Es esa magia de empezar la persona a volverse adulta, la experiencia de la autonomía que los estudiantes desean, buscan y necesitan», acota el docente.

Según el Consejo Superior Universitario, en su pronunciamiento de 2022, también el régimen de excepción dificulta a los alumnos el decidirse a retomar las clases presenciales. Por otra parte, diferentes estudios coinciden en que la calidad educativa se ve afectada con la falta de presencialidad. Entre ellos, una encuesta realizada en enero de este año por la Red Interfacultades para la Investigación Social, publicada en La Prensa Gráfica, revela que tres de cada cuatro estudiantes afirman que el prolongado tiempo de clases virtuales ha afectado la calidad educativa (https://n9.cl/dh90c).

Una creciente amenaza y un creciente repudio

Supongamos que el gobierno está pretendiendo intervenir la universidad para cerrarla, o quizá transformarla en algo predominantemente tecnológico que excluya por completo la presencialidad y lo que esta implica. Eso tendría que generar una reacción en el sector juvenil salvadoreño interesado en educarse de la mejor manera y madurar. Pero, como vimos, la juventud hoy, en su mayoría, ha pasado de poseer un espíritu rebelde y combativo a uno conformista y adaptable. Se podría decir entonces que, de llegar a ser este el fin de la UES, lo sería sin mayor resistencia. ¿O usted tiene esperanza de que, de alguna forma, la juventud reaccione?

La pregunta es muy interesante. Actualmente se le da seguimiento en redes a la emotividad. Cuando se publica que invitaremos a 5,000 talentos extranjeros y la reacción es un repudio masivo, creo que queda claro que una intervención en la UES generaría eso, repudio. Y, por tanto, se están tratando de generar las condiciones para que una intervención contra la UES ocurra con el menor repudio posible.

De modo que, como ya dijera el docente, tal intervención se disfrazaría de «combate a la corrupción», de manera parecida a como se hizo con las alcaldías. Sin embargo, expone el catedrático, «intervenir la UES se les está convirtiendo en un problema, porque cada vez más sectores de la misma están comprendiendo que la denegación del presupuesto va directamente en contra de la institucionalidad y de las personas que pertenecen a esta comunidad, incluyendo los profesionales egresados de esta institución, quienes se identifican con ella y que también repudiarían una intervención. 

»El sentimiento de identidad con la UES, pues, se está extendiendo, fortaleciendo y profundizando: a pesar de la campaña de desprestigio y de mantener cuatro años en línea a la población estudiantil, esta no transferencia del presupuesto cada vez genera más repudio». 

Pero, frente a esa no transferencia, Paz Narváez asegura que «aumenta el riesgo de una intervención, porque el manejo de los fondos estatales hace que el gobierno no tenga la capacidad de cumplir con la deuda adquirida. Y, como no puede cumplirla, fuerza una intervención. La paradoja es que, si la fuerza, profundizará el repudio: esos son los dilemas que enfrenta esta política autoritaria», concluye.

Everardo Mejía, de la Asamblea General Universitaria (AGU), organización que exhortó al Consejo Superior Universitario a que cese de prestar las instalaciones de la UES para cuestiones que no sean de índole educativa o científica. Foto: Raquel Kanorroel.

* Periodista, escritora, pintora y dibujante. Autora del libro Raíces sumergidas, alas desplegadas (2014). Mención honorífica en el III Concurso Internacional de Microrrelatos Jorge Juan y Santacilia, con sede en Novelda, España (2016).

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