Foto

Kenema, junio 1997. Cazadores tradicionales de Kamajors que, durante la guerra civil de Sierra Leona, trabajaron para proteger sus aldeas de los rebeldes.

Ojos que han llorado

Alberto Barrera *

Enero 26, 2024

Eyes that have cried es una frase de Corinne Dufka al introducir su libro This is War, en el que presenta una serie de fotografías que captó durante más de una década de hostilidades en países de tres continentes.

Es un libro con fotos de guerra, dolor y muerte que evocan tristeza y horror, pero también provocan empatía hacia las víctimas de los conflictos.

Bosnia, agosto 1993. Civiles cruzan una calle durante un combate cerca del cuartel musulmán en Mostar.

Bosnia, septiembre 1993.  Un niño herido durante el ataque bosnio-croata al cuartel musulmán en Mostar.

El libro de 256 páginas fue publicado en idioma inglés en Estados Unidos el 26 de septiembre de 2023. Se imprimió en pasta dura a un tamaño de 8.75 por 10.25 pulgadas y en papel especial recubierto apropiado para la impresión de fotografías en blanco y negro.

En la dedicatoria del libro se lee la siguiente frase de Corinne: «A aquellos que ayudaron a un extraño a entrar a su casa, pueblo o campo de batalla en lo que fue el día más devastador de sus vidas. A mi tribu de pícaros, corredores y sabios y a aquellos que perdimos en el camino. A mis padres, Laddie y Marilyn».

Bosnia, septiembre 1993. Un joven acelera su bicicleta en una intersección en Mostar, donde unas 20 personas habían sido baleadas por francotiradores croata-bosnios.

Bosnia, 1994.  Una mujer se despide desde un autobús, al ser evacuada en convoyes humanitarios durante ataques indiscriminados en Bosnia.

Algunas frases de esta excepcional mujer y fotoperiodista al intentar comunicar su experiencia de más de una década tras el lente de la cámara denotan un profundo proceso de reflexión y maduración personal y profesional, como cuando dice: «Ser fotógrafo de guerra es tener una relación íntima con los muertos y los moribundos» o «Lo que ve el ojo, el cerebro lo registra. No hay botón de borrar. Para el fotógrafo de guerra, el trabajo tuerce aún más las cosas».

Sarajevo, febrero 1994.  Civiles esperan atención médica en un hospital luego de que un mortero impactó contra un mercado. Un total de 68 civiles murieron y 144 resultaron heridos.

Bugenada, Burundi, julio 1996. El arzobispo de la Provincia Central de Gitega, Joachim Ruhuna, camina junto a los cuerpos de más de 300 aldeanos tutsis, en su mayoría mujeres y niños, víctimas de extremistas hutus, cuando su campamento de desplazados fue atacado. Ruhuna fue asesinado semanas después en una emboscada.

Entre otras frases, destacamos estas del libro de Corinne:

«Mi vida como fotógrafa de guerra estuvo marcada por momentos tan contradictorios. Una y otra vez, fotografiando a los heridos frenéticos en hospitales; madres mecidas por el dolor; soldados pisando minas terrestres; y milicianos burlándose, torturándose y matándose unos a otros, luché con la conciencia de que, en aquel entonces, los momentos más dolorosos y consecuentes de la vida de una víctima o combatiente eran a menudo momentos en los que una parte de mí prosperaba».

«Con el paso de los años me di cuenta de que con cada guerra lo que ganaba en estatura como fotoperiodista, lo perdía en empatía humana».

Guazapa, agosto 1990.  Soldados participan en una evacuación médica, en medio de intensos disparos, durante un ataque guerrillero en el cerro Guazapa. Un soldado murió y cuatro fueron heridos.

San Salvador, septiembre 1989. Combatientes guerrilleros heridos, incluido un pequeño niño sentado debajo de la pierna amputada de su padre, durante la ocupación de la catedral de San Salvador, mientras demandaban atención médica.

«Me avergoncé por preocuparme mucho más por perderme la historia que por las víctimas. Si mi vergüenza fue provocada por la ceguera de mi propia madre o por la fatiga acumulada de una década de periodismo de guerra, no estaba segura. Pero una cosa estaba clara: me iba de esa vida» (en el periodismo).

«Publicar algunas de estas imágenes ahora me permite hacer justicia tardía a esos momentos».

«Reuní estas imágenes como un recordatorio de que necesitamos desesperadamente una solución duradera para las partes de nuestro mundo que están rotas, el costo humano en curso es tan trágico como inconmensurable».

San Salvador, octubre 1987.  El cadáver de Herbert Anaya, presidente de la Comisión No Gubernamental de Derechos Humanos, fuera de su carro, minutos después de ser asesinado por pistoleros cercanos a las fuerzas gubernamentales.

Liberia, Monrovia, mayo 1996. Un combatiente dispara una granada propulsada por un cohete RPG hacia un barrio de la facción rival.

Corinne también se refiere al trabajo de sus colegas: «Los fotógrafos de guerra son historiadores, artistas, intrusos y bandidos emocionales con motivos complicados y contradictorios, algunos virtuosos, otros no».

El prefacio del libro lo suscribe Jon Lee Anderson, escritor estadounidense, destacado corresponsal de guerra y cronista, quien describe los cuadros duros y tristes que nos trae This is War.

«A través de los ojos de Corinne, vemos a los perpetradores, generalmente muy jóvenes y, a veces, ebrios del poder puro que ejercen a través de su violencia, involucrados en la guerra: agitando sus armas, saliendo de los convoyes, bailando y regodeándose con sus víctimas».

Kaduha, agosto 1995. Soldados ruandeses observan un montón de calaveras durante el acto conmemorativo del primer aniversario del genocidio en Ruanda (1994), cuando milicianos hutus masacraron a unos 500,000 tutsis y hutus moderados en unos tres meses, incluyendo a unas 12,000 personas en los alrededores de Kaduha.

Kenema, junio 1997. Cazadores tradicionales de Kamajors que, durante la guerra civil de Sierra Leona, trabajaron para proteger sus aldeas de los rebeldes. En la imagen se encuentran frente a la casa del jefe de la tribu.

«También hay soldados derrotados, con el rostro en blanco, a veces arrepentidos sin saber qué les sucederá a continuación».

«Están los civiles que miran temerosos a los soldados que podrían hacerles daño, lloran sobre los cuerpos o las tumbas de sus seres queridos, miran a la cámara mientras sin comprender, se dirigen hacia el exilio hambriento por algún camino abandonado de Dios, otros cargan a sus hijos y todas las pertenencias que tengan consigo».

«Las fotografías de este libro quedarán en la mente de algunas personas que las vean, y quizás entre ellas haya alguien —un niño o una niña— que se sienta conmovido» y, al igual que Corinne, «decidirá que el propósito de su vida sea hacer todo lo posible para ayudar a detener la guerra, porque pueden ver que es lo más terrible que los humanos se hacen unos a otros».

Bahr, Sudán del Sur, mayo 1998. Una joven recoge granos durante una entrega de alimentos de las Naciones Unidas para llevar alivio a decenas de miles de civiles desesperados.

Portada de libro This is War. Photographs from a Decade of Conflict de Corinne Dufka.

* Periodista salvadoreño

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