Entrevista

José Francisco Pulque:

«Somos un pueblo indígena que estamos en lucha ambiental y cultural»

Texto y fotografías: Giuseppe Dezza

Febrero 9, 2024

El 20 de enero, en El Llanito, Izalco, se realizó la conmemoración de los 92 años de la masacre de población indígena y campesina de enero de 1932 cuando, por orden del presidente general Maximiliano Hernández Martínez, el ejército ametralló, fusiló y colgó a un aproximado de 30,000 personas.

El Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH-Unesco) considera la matanza de 1932 en Izalco, El Salvador, como un etnocidio que diezmó a la población indígena de la zona, que se había levantado a causa de la expropiación de sus tierras comunales para ser entregadas a propietarios que las utilizarían para el cultivo del café.

Cada año, organizaciones indígenas y de la sociedad civil realizan peregrinaciones, foros, ceremonias tradicionales y eventos culturales en los que se presentan testimonios y ofrendas florales en el sitio donde se encuentra una de las fosas comunes más grande en la que fueron enterradas algunas de las personas masacradas: El Llanito. 

Este sitio histórico y sagrado, está ubicado a un costado de la Iglesia La Asunción. Allí se ha levantado un memorial y fue declarado, en 2012, como un bien cultural nacional por la Secretaría de Cultura de El Salvador. 

Espacio Revista se unió a la conmemoración de la masacre el sábado 20 de enero, durante la cual se conversó con José Francisco Pulque, del Comité Indígena de Defensa de los Bienes Naturales de Nahuizalco, quien explicó las razones de su oposición a la construcción de la octava represa sobre el río Sensunapán y lo que este afluente representa para la comunidad indígena en lo espiritual, ambiental y cultural.

Buenos días, ¿cuál es su nombre y por qué ha venido aquí este día?

Buenos días, es el 20 de enero, estamos en Izalco, en el Llanito. Mi nombre es José Francisco Pulque Morán, originario del cantón Sisimitepeq, de Nahuizalco, Sonsonate.

Y cuéntanos un poco: dónde vive, en su comunidad, cuáles son las problemáticas que tienen, por las que se han organizado, qué están haciendo.

Bueno, si hablamos de problemas en nuestro país, en nuestro querido El Salvador, francamente nosotros tenemos 20 años de lucha. Podemos llamarle una lucha ambiental, cultural, en la que una empresa desde 2004 nos visita para un subproyecto que, como empresa privada, quiere hacer una octava hidroeléctrica, en la cual nosotros nos oponemos, y no una simple oposición, sino que con argumentos contundentes y válidos, porque conocemos los grandes daños, las grandes afectaciones que tenemos ya de las siete hidroeléctricas construidas en el río Sensunapán.

Francamente, tenemos nosotros esa lucha como pueblo indígena del lugar, porque en todo Occidente y especialmente en Nahuizalco, somos un pueblo indígena que estamos en lucha ambiental y cultural, donde hay grandes riquezas en nuestra localidad. 

«(Nosotros) conocemos los grandes daños, las grandes afectaciones que tenemos ya de las siete hidroeléctricas construidas en el río Sensunapán». Francisco Pulque

Y en particular en su comunidad, ¿en qué se ve afectada con el intento de hacer la octava represa?

Una de las afectaciones directas es la privación… El ya no tener acceso hacia el río Sensunapán, porque cuando un proyecto de tal naturaleza lo construye esta empresa u otra, lo que hacen es privar el acceso de llegar al río. Esa es una afectación y, además, la afectación directa es el gran cultivo ancestral que tenemos, la materia prima del Tule, de donde sacamos un sinfín de derivados que lastimosamente eso se perdería.

Pero tengo entendido que para ustedes ese río es mucho más que solamente el agua. Tiene una importancia en lo que es su cultura ancestral.

Claro, es que en esa afectación directa en cuanto al río Sensunapán, podemos englobar muchos aspectos. Por ejemplo, ya dije lo del Tule, tenemos una gran cantidad de medicina ancestral que está en las riberas del río, entonces todo eso se perdería. 

Tenemos la afectación de la pesca. 

Lugares también, hay 11 sitios sagrados ancestrales, tenemos cuatro sitios ceremoniales, todo eso será destruido.

Otra de las afectaciones es la gran cantidad de fauna acuática que hay en el río, todo eso se perdería, tanto como animales en el bosque, no digamos también la gran laguna artificial que dejarían como inundación, un hábitat de cantidades de pericos y otros animales en el río Sensunapán, especialmente en el sitio sagrado la Periquera. Todo eso sería afectado.

También los sitios de memoria histórica en Sensunapán, donde nuestros abuelos se salvaron porque se fueron a encuevar en las riberas del río, especialmente en el sitio sagrado La Yeya. Ahí hay dos cuevas donde los abuelos se refugiaron.

¿Por qué se refugiaron ahí?

Se refugiaron en el año 32, el que hoy estamos conmemorando los 92 años. Entonces, en esa época del 32, en esas cuevas se salvaron la vida, se escondieron de la represión.

«El papel que debían jugar tanto como gobierno central, como gobiernos municipales es la devolución de las tierras, porque nosotros, como pueblo indígena, si no tenemos tierra, no tenemos comida». Francisco Pulque

Pero para usted este río, aparte de todo lo que me ha dicho, ¿es un ser sagrado?

Ah… Sí, claro, es el abuelo.

¿Me puede explicar?

Cuando hablamos del río Sensunapán nos estamos refiriendo al gran abuelo Sensunapan, que para nosotros es vida. Tanto como le ha dado vida a las generaciones anteriores, está presente y será el que le dará vida a las futuras generaciones y a toda la niñez que vendrá por delante. Entonces, es un río que para nosotros es de gran vitalidad, especialmente el agua, y toda la vida que le ha dado a nuestros abuelos, la vida que nos ha dado hoy a nosotros y queremos que le siga dando vida a las futuras generaciones.

En unos días vamos a tener elecciones en el país. ¿Cuál es la visión de usted respecto a eso? En particular para su situación indígena y también de su territorio, ¿qué puede significar esta elección?

Bueno, en primer lugar lo que quisiera mencionar es que los gobiernos anteriores y este, el actual, pues nos han abandonado. En ningún momento hemos tenido apoyo, pero ni siquiera apertura para un diálogo con el ministro actual de Medio Ambiente. Hemos pedido tres audiencias por escrito y se nos ha negado. Por eso nosotros, como pueblo indígena, la esperanza que tenemos es el partido de izquierda y que nosotros, como pueblo indígena, no vamos a votar por este gobierno y por esa N. No vamos a votar por ellos y estamos motivando al pueblo indígena, que ese es el que más nos ha reprimido en estos cinco años que estamos terminando.

¿Cuál debería ser el papel del Estado con que la comunidad de ustedes podría sentirse satisfecha?

Es que para nosotros, el papel que debían jugar tanto como gobierno central, como los gobiernos municipales es la devolución de las tierras, porque nosotros, como pueblo indígena, si no tenemos tierra, no tenemos comida. Entonces, a todos los gobiernos se lo hemos dicho y exigido, y a este también, lo que le hemos pedido es que se nos haga la devolución de las tierras que nos quitaron en los años 30. Por eso fue el levantamiento del pueblo indígena.

Otra cosa es que nos devuelva los derechos humanos, porque no tenemos ningún derecho aquí ahorita, especialmente con el régimen. Hemos perdido todos nuestros derechos y judicialmente, entonces, no podemos ni siquiera… Para ellos no debemos levantar la voz; pero, sin embargo, nosotros hemos tomado valor, con gracias a los abuelos y a nuestro gran Creador, pues hemos tomado valor y hemos gritado a todo viento que en este gobierno… Y que el gobierno, nuevamente aquí, al ganar en estas nuevas elecciones, que nos devuelvan nuestros derechos.

Y la comunidad indígena con la cuestión del régimen, ¿ha estado afectada?

Claro que sí. Hemos sido afectados porque yo tengo familia que han sido capturados inocentemente. Niñas y niños los capturaron apegados al régimen y dijeron que solo les van a investigar entre tres meses o seis meses y ahí están, que ya hicieron el año y no son liberados.

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