Entrevista

La politóloga Terry Karl, que es catedrática de la Universidad de Stanford, dedicó las últimas décadas de su vida a estudiar los 12 000 documentos desclasificados por EE. UU. en torno a El Salvador. Foto: Giuseppe Dezza

Terry Karl

Un encubrimiento sofisticado

La profesora Terry Karl es la perita estadounidense que declaró en el juicio sobre el caso de la masacre El Mozote y caseríos aledaños que desarrolla el Juzgado de Instrucción de San Francisco Gotera. Sus revelaciones ofrecen un ángulo nuevo acerca del conocimiento del gobierno de los Estados Unidos (EE. UU.) en la operación militar que cobró la vida sin misericordia de cerca de mil campesinos en diciembre de 1981.

Giuseppe Dezza
Diciembre 2, 2022

Hace dos años en el juicio trascendió el nombre de Allen Bruce Hazelwood, un asesor militar estadounidense que perteneció a las fuerzas Delta en Vietnam y que estuvo muy cerca del teniente coronel Domingo Monterrosa ¿Qué sabe sobre el señor Hazelwood?

Cuando dije que él estuvo allá, no sabía exactamente si en el momento de la masacre, ni dónde. Entonces, después con la información de otra gente y con su información hay varios cuentos de dónde estuvo Hazelwood. 

Él dice que estuvo dentro del comando del (batallón) Atlacatl y que no salió y que no fue con Monterrosa, esto contradice sus palabras escritas y orales anteriores. Greg Walker (ex miembro de las fuerzas especiales de EE.UU ) dice que Hazelwood estuvo en El Mozote y que él tiene los emails de Hazelwood diciendo que él escapó (de dicho caserío) y hay otra información documental. Pero hubo un campamento de operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el municipio de Osicala y/o de asesores militares de EE. UU., porque uno puede ser miembro de la CIA y también militar al mismo tiempo.

Un asesor militar de EE. UU. instruye sobre el uso de una pieza de artillería en la base aérea de Ilopango en 1983. Foto: Iván Montesinos

¿Entonces estuvo en Osicala durante la operación de El Mozote?

Al menos eso es lo que la documentación muestra. Lo que yo puedo hacer como perita es dar mi opinión experta. Mi opinión es que hay demasiados rumores de la presencia de un norteamericano, pero los rumores son diferentes en detalles . En el caso de Hazelwood él dice que él estuvo en El Mozote y que trató de convencer a Monterrosa de no transmitir la orden y, cuando él vio que esto era imposible,  escapó y tomó un autobús para San Salvador. El problema de eso es que hubo un cerco militar y todo, todo, todo, todito estuvo cerrado. Esto hubiera sido casi imposible para un norteamericano.

Lo que sí es creíble –conociendo su forma de trabajar en El Salvador y en otros países– es que si él estuvo realmente en el centro de mando de Atlacatl, como él afirmó, y que su amigo Monterrosa dijo “Voy a El Mozote”, él se iría con él y ellos viajarían en helicóptero. Eso es una cosa que me parece creíble. Si él estuvo exactamente antes, durante o después de la masacre eso es ilegal bajo las leyes militares de EE.UU. Por eso yo creo que después del juicio él tuvo tanta reacción porque él vive aquí en EE.UU y allá en El Salvador.

El gráfico utilizado por la profesora Terry Karl durante el juicio muestra la cadena de mando del ejército salvadoreño que abarcó desde el ministro de Defensa hasta el comandante castrense en la zona geográfica correspondiente al departamento de Morazán.

Diagrama utilizado por la profesora Terry Karl en el juicio del caso de El Mozote, donde se evidencia la intensidad de la politica del terror en el periodio de García como ministro de defensa. ©Terry Karl

Sin saber y sin tener pruebas de dónde estaba Hazelwood podemos decir que, aunque no estuviera presente, ¿hubiera sabido después  lo que había pasado en El Mozote?

No hay ninguna duda. Era imposible no saber eso, de la masacre que hicieron. En este sentido formaba parte del encubrimiento del gobierno de EE. UU. 

El testimonio en el congreso de Estados Unidos sobre El Mozote era dos días antes de que el presidente Reagan tuviera que declarar que hay un mejoramiento de derechos humanos en El Salvador y ellos tenían que encubrir esto.

Las reglas de encubrir son que quien debe saber, debe saber, y quién no debe saber, no debe saber. ¿Qué quiere decir? ¿Que hay gente en la embajada que no sabía nada? Hay gente y eso puede incluir al embajador y porque está mirando todo lo que él dijo en sus documentos, sus documentos, sus escritos, mis entrevistas con él, etcétera, y él no estuvo presente en la embajada cuando esto pasó.

¿Qué quiere decir? ¿que si ellos querían hacerlo ellos podían esconder los hechos del embajador mismo? Eso pasó en la embajada de Chile durante la preparación del golpe de estado de Pinochet.

Fotos: Giuseppe Dezza

¿Y qué opinas sobre el cambio de juez de instrucción en San Francisco Gotera?

Cuando el gobierno de El Salvador tomó la decisión de sacar a los jueces (mayores de 60 años), incluyendo el juez en el proceso de El Mozote, de hecho cerró el caso. Aunque hay otra jueza, ahora la decisión de rehacer todo con otra gente y, en otras pruebas, quiere decir que, desde mi punto de vista (creo), no va a tener tiempo de lograr justicia para las víctimas. 

Yo sé que quizás soy la única persona que ha leído todos los 12000 documentos desclasificados por EE.UU. y esto es un trabajo de años, especialmente para los que no hablan inglés. 

Para mí esto implica una negación de un derecho, no solamente de las víctimas sino también de los miembros del alto mando de la Fuerza Armada. Esta demora les quita la posibilidad de defenderse de un acto criminal. Y la razón de un caso de justicia es exactamente eso: de escuchar los dos lados, dejar los dos lados presentar sus pruebas y después de juzgar quién tiene la responsabilidad criminal, moral y ético de esta masacre tan horrible.

Se cerró el caso cuando se sacó de su posición al juez Jorge Guzmán, un tipo muy muy preciso, muy honesto. Para mi una cosa impresionante de las víctimas era que cuando él hizo eso, ellos vinieron a hablar conmigo. Ellos se sentían alegres, en este sentido: creían ellos y ellas que ahora nadie puede “negar la verdad”, que, aunque no tuvieron justicia, nadie puede decir “que son mentirosos”, que “aquí no pasó nada”, que “era un cementerio del FMLN”, que nadie mató a niños, mujeres y hombres “en cantidades tan industriales”.

Ahora hay una verdad que no se puede negar. Estas personas: el juez y mucha otra gente, tuvieron la fortaleza de seguir adelante por cuatro décadas para buscar un juicio. Una verdad que viene de tanta investigación y un juicio es más profunda porque es bajo juramento .

No vamos a saber la verdad entera de lo que pasó hasta que el gobierno del presidente Bukele y los militares abran todos sus documentos, toda la información que tienen sobre la “Operación Rescate”, que era el nombre de la operación militar contra el pueblo de Morazan.

Y no vamos a saber la verdad entera del papel de Estados Unidos hasta que el gobierno no abra los documentos que existen dentro de su ejército, el Departamento de Estado y la CIA que todavía no están desclasificados.

El Salvador y el mundo merecen la verdad.

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