Cultura / Letras

Fotoilustración: Luis Galdámez

Recogiendo cadáveres:
No se vale llegar tarde sin saber lo que ha pasado

Espacio Revista

Mayo 3, 2024

Monseñor Óscar Romero y el mayor Roberto D’Aubuisson. Tan disímiles. La coincidencia de ambos en el lugar y el tiempo fue fatal para el primero, pero también para el segundo, aunque no en un sentido literal.

Miguel Ángel Chinchilla, un prolífico autor salvadoreño, dio por unir en su obra, Recogiendo cadáveres, fragmentos de las vidas de estos dos personajes, el uno santificado por su pueblo y su iglesia y, el otro, convertido en referente de lo impío.

Organizado en cuatro capítulos, la obra de Chinchilla nos refiere al periodo desde 1943 (un año después de la ordenación de Romero como sacerdote) hasta 1992, año en el que, en enero, se firmaran los Acuerdos de Paz y, en febrero, muriera el mayor a causa del cáncer. 

Según Eduardo Blandón, autor del prólogo de la obra, la arquitectura del libro es una exploración antropológica en torno a la evolución de los personajes. Romero, con la opción preferencial por los pobres, cada vez más comprometido con el Evangelio y con su pueblo; y D’Aubuisson, que levantaba el estandarte de «los millonarios que se habían mudado a Miami» en contra de, precisamente, esos pobres que se habían organizado en un movimiento social y político.

En esta obra se presenta no solo la infancia, juventud y vida adulta de Romero y D’Aubuisson, sino también el contexto social, político y eclesial que sirvió como trasfondo y enmarcó la realidad salvadoreña. «Recoger cadáveres para monseñor Romero se había convertido en un hábito oprobioso, todos los días había cadáveres que recoger, era como una pesadilla, como una maldición lloviendo sobre el país», escribe Chinchilla en el tercer capítulo Sé que mi hora se acerca. Y ciertamente, en muchas de las homilías dominicales se tuvieron, en ataúdes, los cuerpos de los asesinados, algunos incluso sin identidad reconocida.

La obra Recogiendo cadáveres no es un documento histórico pero logra hilvanar con éxito fragmentos de las vidas de Romero y D’Aubuisson con sucesos de la historia de El Salvador, como la organización de los campesinos en FECCAS y UTC*, las reuniones en las altas esferas militares, los asesinatos de otros sacerdotes, los papados de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, la fundación del partido Alianza Repúblicana Nacionalista (ARENA) y la ofensiva guerrillera Hasta el Tope.

En un momento en el los pasos que nos han traído hasta el momento presente, y que marcaron la vida de tantos salvadoreños —unos protagonistas, otros hijos y nietos de protagonistas— parecieran diluirse entre brumas de lo que ha sido o no «real», obras como la de Chinchilla dan cuerpo a esa memoria histórica que nos empeñamos en construir y mantener, no para que «la historia no se repita», sino para que los salvadoreños participemos con conocimiento de causa en la construcción del presente que queremos y no sigamos dejando que otros nos vendan cuentos.

No se vale llegar tarde al juego sin saber lo que ha pasado antes porque, de ser así, podemos comprar cualquier versión, cualquier idea o disparate que a alguien más le conviene que nos creamos sin objeción alguna.

* Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS) y Unión de Trabajadores del Campo (UTC)

Recogiendo cadáveres
Miguel Ángel Chinchilla
A la venta en Librerías de la UCA. 

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