Artículos

Marcha de conmemoración del 8 de Marzo en San Salvador

Foto: Giuseppe Dezza

Ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer

Cecilia Hernandéz

Marzo 11, 2022

Todos los 8 de marzo se conmemora en el mundo la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y el ejercicio de sus derechos.

Esta simbólica fecha, encuentra su origen en el contexto de sucesivas movilizaciones de mujeres por conquistar sus derechos desde finales del siglo XIX,  y en un 8 de marzo de 1908, cuando 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica de textiles Triangle Shirtwaist, de Nueva York, Estados Unidos, luego que se declararan en huelga, permaneciendo en su lugar de trabajo y que el dueño decidiera encerrarlas bajo llave, dejándolas sin posibilidad de escapar. Buscaban reducir la jornada a 10 horas, mejoras salariales y mejorar las malas condiciones laborales que sufrían.

Sin pretender en este breve artículo repasar toda la historia de más de 100 años de lucha de las mujeres por la igualdad y justicia, si mencionaremos como hito importante que el 8 de marzo de 1975 la ONU conmemora por primera vez el día internacional de la mujer, con la finalidad de recordar a las pioneras en la demanda por la igualdad de derechos y oportunidades y como un clamor a favor de actuar para conseguir un futuro igualitario para todas y todos.

Muchas personas sienten que en este día hay que felicitar a las mujeres, se ha vuelto un día más bien comercial y es bien visto felicitar, dar flores o un regalo,  y poner en un pedestal a la mujer este día, reconociéndolas fuertes, invencibles, abnegadas, cariñosas, imprescindibles, etc. así un sin número de atributos positivos que se quedan en lindas palabras que luego se olvidan y no hacen ninguna diferencia en la situación desventajosa en relación con el hombre en el ejercicio de sus derechos, que siguen siendo vulnerados a diario en los ámbitos económico, social, laboral, sexual, político, educativo, entre otros, y ni hablar de los altos índices de violencia de género y feminicida que sufren.

No se ha comprendido suficientemente que es un día de conmemoración de una larga historia de luchas de mujeres valientes, de conmemoración de mártires obreras, de las vidas truncadas por feminicidio. Es un día para reconocer lo avanzado, las dificultades que han salvado para visibilizar las desigualdades, exclusiones y las asimetrías más sutiles y difíciles de ver, pero de gran impacto negativo en los derechos de las mujeres, en lo avanzado hacia una vida libre de violencia, hacia una sociedad con menos discriminación, más igualitaria, con mismas oportunidades sin importar el género, el color, condición social o creencias.

Las oportunidades y derechos de las mujeres se ven disminuidas por un sistema patriarcal y machista, que no nos considera capaces, sino dulces, frágiles, y todos los estereotipos conocidos que sitúan a la mujer en posiciones menos valoradas en los ámbitos productivo, social, cultural y político.

Que pone en pedestal a las madres, únicas, devotas, que aman incondicionalmente, encargadas de la reproducción de la vida sin ningún otro reconocimiento que ser “santas madres”, que deben asumir su rol sea como sea, si no, serán calificadas como “malas madres” y eso es casi peor que ser satánica, casi se pierde la calidad de humana. No ocurre lo mismo en el caso de padres que no asumen su rol, esta frecuente irresponsabilidad por parte de hombres se ha ido naturalizando.

Un sistema que paga menos a las mujeres por el mismo trabajo, que no remunera la economía del cuidado, es decir, cuidado de la casa, crianza de hijos e hijas, cuidado de ancianos, ancianas o personas discapacitadas, y ni el estado, ni el marido, hijos, hijas, ni nadie reconoce ese trabajo de ningún modo. No obstante, el trabajo no productivo del cuidado que realizan las mujeres significa en promedio el 40% del PIB.

Una cultura machista que reproduce diversas formas de vulneración de derechos y discriminación de mujeres y otros grupos vulnerables (como niños, niñas y LGTBIQ) y de violencia hacia las mujeres. La violencia puede ser física, psicológica, simbólica, económica, social, laboral, obstétrica y sexual; y en su forma más extrema llega al feminicidio o asesinato.

¿Pero por qué se da esta situación desventajosa para la mujer?

Estos actos y prácticas discriminatorias contra las mujeres basadas en su género, a las cuales se suman la discriminación por clase social, pertenecer a etnias o culturas específicas, la edad, nivel educativo, color de la piel, ser migrante o rural, entre otras, se iniciaron en el pasado, en la misma historia de la evolución de la humanidad y su economía: si bien en sus orígenes conocidos en el paleolítico eran grupos con economía de subsistencia, donde se valoraba y compartía el trabajo reproductivo entre hombres y mujeres, a medida que se pasó de una economía de subsistencia a una productiva en el neolítico y hasta el desarrollo de la economía de mercado capitalista actual, se fue estableciendo y legitimando un sistema patriarcal que deja a la mujer en una posición subordinada y dependiente con respecto al hombre, y pesar de que el trabajo de las mujeres asociado con los cuidados para la vida, fue y sigue siendo fundamental para el sostenimiento de la estructura del propio sistema y del mercado, y que  actualmente, el mismo estado no podría sostener los servicios sociales si no fuera por el trabajo no remunerado de las mujeres (economía del cuidado), éste no se valora ni reconoce.

¿Por qué es tan difícil avanzar en la equidad e igualdad entre hombres y mujeres?

El patriarcado es un sistema que organiza la sociedad desde la lógica masculina, desde la valoración diferencial de lo masculino sobre lo femenino, estableciendo una cultura patriarcal, androcéntrica, heterosexista, homofóbica, racista y machista. La masculinidad hegemónica encarna la respuesta aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, que garantiza la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres

Tanto lo femenino como lo masculino se aprende en el proceso de socialización y con sus agentes tales como la familia, escuela, pares, medios de comunicación, el estado, el trabajo, entre otros. Y cuando se habla de género, se habla de relaciones de género y de dominación, hecho ampliamente evidenciado por la teoría feminista

El Feminismo es en general, un movimiento social y político que defiende la igualdad de derechos sociales, políticos, legales y económicos de la mujer respecto al hombre.  La perspectiva feminista, fue y es la corriente que mayor influencia ha tenido en los procesos que buscan democratizar las relaciones de género y suprimir poderes asimétricos. Representa el compromiso político de desmontar el patriarcado, analizar críticamente lo masculino y lo femenino, eliminar la violencia hacia las mujeres y alcanzar la equidad e igualdad entre los géneros.

Actualmente, además de las diversas organizaciones feministas, también existen en el mundo y Latinoamérica, iniciativas de hombres, que aunque aún incipientes, buscan construir nuevos referentes de lo masculino y generar propuestas sociales y de desarrollo alternativas al patriarcado con base en la igualdad real entre los géneros, reconocen que el patriarcado es fuente de opresión de las mujeres y de malestar para los hombres, ya que la integridad del desarrollo humano, la felicidad y la sostenibilidad misma del planeta pasa por el logro de la igualdad de género.

Es muy esperanzador que existan hombres capaces de desaprender patrones de conducta que violentan la dignidad de la mujer y construir masculinidades alternativas. Pero lo más importante para que sucedan cambios en las relaciones de género, es el crecimiento del movimiento social y político feminista ojalá integrado por hombres y mujeres. Los movimientos sociales históricamente, han sido los que más han empujado cambios en las sociedades.  Por otro lado, e igual de importante es enseñar a los niños y las niñas la igualdad de género, el trato justo, el respeto y valoración de todas las personas. Que no se es   menos por hacer el trabajo doméstico entre todos y todas, que los colores no tienen género, ni los juegos, ni juguetes, que lo más importante es ser feliz, siendo ellos mismos y ellas mismas, explorando y desarrollando sus talentos, sin limitaciones externas debido a su género.

De acuerdo a la ONU, el logro de la igualdad de género tiene muchísimas consecuencias socioeconómicas, sin duda impulsa economías prósperas y estimula la productividad y el crecimiento. No hay duda entonces, que la lucha por la igualdad de género ganamos todos y todas, no se trata de cambiar de grupo (o género) dominante como se caricaturiza frecuentemente.

No puede haber paz ni desarrollo sostenible sin justicia e igualdad de género.

Queda mucho por hacer, basta observar algunos indicadores de violencia hacia las mujeres en El Salvador:

Violencia Feminicida

Según el Observatorio de Violencia en contra de las Mujeres, el 2021 cerró con 132 feminicidios a nivel nacional. 5,576 mujeres denunciaron hechos de violencia física entre enero y noviembre de 2021;se reportaron 1,538 casos de violencia psicológica o emocional y 2,850 denuncias por expresiones de violencia contra mujeres entre enero y septiembre 2021.  La mayoría de denuncias se dan en zonas urbanas y en San Salvador, lo cual puede estar influenciado por el acceso a la salud y a la densidad poblacional.

Violencia sexual

De acuerdo al observatorio de violencia contra las mujeres, ORMUSA (2021), durante 2021, la FGR recibió 3,284 denuncias por delitos de violencia sexual, es decir 9 cada día. Los delitos que se incluyen son; agresión sexual en menor incapaz, estupro, otras agresiones sexuales, violación y violación en menor incapaz. De estos delitos, 608 fueron en niñas menores de 12 años y 1,862 en menores de 13 a 17 años, esto significa que el 75% de delitos, fueron cometidos en niñas y adolescentes.

Emergencias obstétricas y aborto

La agrupación ciudadana por la despenalización del aborto afirma que la aplicación de la ley es muy “criminalizadora” para las mujeres en especial para aquellas de bajos recursos y sin educación. El Salvador es de los pocos países en el mundo que prohíbe el aborto sin distinción de causales. Las penas pueden alcanzar hasta 50 años de cárcel y además se ha eliminado las estadísticas sobre el tema, es decir que no hay actualmente cifras oficiales de aborto.  Según Morena Herrera presidenta de la agrupación, la tasa de embarazo de niñas y adolescentes es muy alta, según sus cifras, alrededor de 1500 niñas entre 10 y 14 años resultan embarazadas cada año y alrededor de 20,000 adolescentes.

Muchas de ellas llegan al suicidio ante un embarazo, posiblemente en circunstancias como producto de abuso, violaciones, estupro o relaciones no deseadas. La misma fuente especifica que la primera causa de muerte entre adolescentes entre 10 a 19 años en 2011 fue el suicidio y la mitad de los casos, eran embarazadas. Además, agrega que entre 2000 y 2014 por lo menos 49 mujeres fueron condenadas por abortar y otras 147 fueron procesadas.

De acuerdo a amnistía internacional, mujeres que han sufrido abortos espontáneos en El Salvador, han sido acusadas de homicidio agravado, por lo que pueden recibir condenas de cárcel de hasta 50 años. Y hay casos emblemáticos documentados de mujeres condenadas a penas de más de 30 años por haber tenido una emergencia obstétrica.

Algo diferente ocurre si observamos lo que pasa con la pena a violadores, las cuales/ van desde los 2 años hasta 20 años, según se trate de violación, violación en menor incapaz (es decir menor de 15 años), otras agresiones sexuales y otras agresiones sexuales en menor incapaz. Pudiendo llegar a una pena máxima de 25 años según agravantes consideradas en el código penal vigente. No obstante, de acuerdo a un reporte de El Faro (2017), el 90% de las violaciones a menores quedan impunes, ya que un juez puede absolver, aunque se haya probado el delito y su autoría, llegando a justificar que la menor “aparentaba ser toda una señorita” o que confiaron en la buena fe del agresor y procuraron con su sentencia que víctima y victimario formaran un hogar.

Violencia Patrimonial

Para muestra, un botón: la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM), 2013 mostró que, de 447,835 productores y productoras agropecuarios, 96,131 declaran tener propiedad sobre tierras, de éstos el 87.38% son hombres y únicamente el 12.62% mujeres.

Mujer y pobreza

Según datos de la EHPM 2013, de las 2,187,775 personas que viven en condición de pobreza, el 52.6% son mujeres, de estas el 25.91% viven en condición de pobreza extrema con menos de $1.25 dólar al día, y el resto, 74.1% vive con menos de $2 dólares al día.

Participación laboral

En cuanto a la tasa global de participación, para 2017 a escala nacional es de 61.9%, lo cual significa que de cada 100 personas de la PET (Proporción de la Población en Edad de Trabajar) hay 62 personas ocupadas o buscando empleo en el mercado laboral mientras que 38 no lo hacen. Al desagregar este indicador por sexo, tenemos que la tasa global de participación femenina es de 46.5% y la tasa de participación global masculina es de 80.6%. Estos datos indican que de cada 100 mujeres de la PET hay solo unas 46 ocupadas o buscando empleo en el mercado laboral, mientras que entre los hombres de la PET la cantidad se incrementa a 81 de cada 100, (ORMUSA, 2018).

Según datos estadísticos oficiales, de un total de 1,864,350 mujeres mayores de 15 años de edad que han participado en el mercado de trabajo, 559,305 (30%) han sufrido discriminación en algún momento de su vida laboral, mientras que 167,791 (9%) se han visto afectadas por la misma expresión de violencia en los últimos 12 meses laborales (DIGESTYC, 2019:1). Tal discriminación, en el caso de las trabajadoras que la han sufrido en algún momento de su vida laboral, se expresa a través de la exigencia de prueba de embarazo (39.9%), inequidad salarial (22.3%), por edad (13.7%), exigencia de prueba de VIH (9.5%), amenazas de despido por solicitar permisos (7.1%), por enfermedad (2.3%), entre otras. (ORMUSA, 2018).

Violencia económica y paternidad irresponsable

La Procuraduría General de la República (PGR) recibió en el periodo junio 2015-mayo 2016, 12,725 solicitudes de alimentos. Cabe destacar que 85% de las solicitudes es a iniciativa de mujeres que demandan a los padres de sus hijos e hijas”. Se suman el negar la paternidad, es decir el reconocimiento de la obligación de cuidado y protección de esas vidas, sin embargo, dejar a un niño o a una niña por años sin cuidado, alimentos, educación, salud, recreación y protección, no hace suponer que estos demandados “maltratan a la niñez”.

Violencia social

La Fiscalía General de la República (FGR) reportó entre enero y septiembre de 2021, 707 mujeres sobre las cuales no se tiene certeza del lugar donde están, y a quienes se han reportado como desaparecidas o privadas de libertad. Lo anterior debido a que la fiscalía clasifica las desapariciones bajo esos dos delitos.

La pandemia por COVID-19, ha ensanchado las brechas de desigualdad de género

La pandemia trajo una mayor probabilidad de que se vulneraran los derechos de las mujeres: menos acceso a salud, a refugio ante violencia feminicida, procesos judiciales retrasados, pérdida de fuentes de ingreso, recarga de labores del cuidado, aumentó el trabajo comunitario, aumentó el tiempo para tareas reproductivas, mayor precariedad laboral y violaciones a derechos laborales, entre otros.  De acuerdo con un sondeo realizado por Organizaciones No Gubernamentales, el 50.89% de las participantes tienen triple jornada y el 55.60% expresó que hace más trabajo que antes.(ORMUSA, 2020). Además, se observó incremento de la violencia por razones de género y disminución en la autonomía de las mujeres.

Foto

Artículos

Marzo 11, 2022

Yolanda Barahona

“¿Mis derechos?, primero es tener libertad, libertad de expresión, de decisión, de trabajo y de convivencia social. Actualmente no siempre se respetan esos derechos, no en todos lados porque todavía persiste la discriminación al poder, al esfuerzo de las mujeres y se subestima su alcance y sus capacidades.”

©Derechos Reservados